SCARLETT – DE NIÑA A MUJER

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SOÑAR DESPIERTO

De niña a mujer

Antes incluso de que tengan la posibilidad de plantearse qué quieren hacer en la vida y cuando deberían estar jugando con muñecas, o al fútbol, por qué no, muchas niñas ya están trabajando. Y no me refiero a los países del tercer mundo, donde son explotadas inmisericordemente en fábricas o en prostíbulos ante la indiferencia y la aquiescencia de los países desarrollados. Me refiero a la industria del ocio, y concretamente al cine, uno de los mayores negocios de la sociedad capitalista.

Explotadas por padres ambiciosos con pocas ganas de trabajar o, simplemente, deseosos de ver a sus retoños alcanzar la fama desde muy pequeñas, las actrices menores son un mal necesario en la industria, porque las películas con personajes infantiles las necesitan. Así, con apenas diez años, algunas se convierten en estrellas rutilantes. Pero, como el paso del tiempo no perdona a nadie, se van haciendo mayores y entonces llega el momento de replantear sus carreras.

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Por supuesto, todas quieren seguir siendo actrices, que es un trabajo bonito, muy bien pagado y reconfortante. El problema es que no todas valen. Y, si no, que se lo pregunten a Shirley Temple, la mayor estrella infantil de la historia, que probó furtuna como adulta en “Fort Apache” y se pegó tal batacazo que abandonó el cine y se dedicó a la política. Obviamente, otras sí lo consiguen. Actualmente, hay dos casos tan paradigmátcios de ambas opciones como antagónicos entre sí: Scarlett Johansson y Dakota Fanning.

 

 

Scarlett Johansson con Robert Redford en “El hombre que susurraba a los caballos”

 

La primera, nacida en 1984, debutó a los diez años con “Un muchacho llamado Norte” y tocó el cielo junto a Robert Redford en “El hombre que susurraba a los caballos”. Sin haber alcanzado la mayoría de edad, su cuerpo se desarrolló espectacular y curvilíneamente, lo que aprovecharon los hermanos Coen para convertirla en una lolita de quitar el hipo en “El hombre que nunca estuvo allí”, lo que la ayudó a vivir una transición sin traumas hacia otro tipo de papeles, como el que brrodó en la película de culto de Sofia Coppola “Lost in traslation”. Luego Woody Allen hizo de ella su musa en “Match Point”, “Scoop” y “VickyCristinaBarcelona”.

 

 

…y en “Under the Skin” (2013)

 

A día de hoy, convertida por el público masculino en el primer gran sex symbol del siglo XXI, casi nadie se acuerda de su pasado como actriz infantil. De hecho, va a ser una de las grandes protagonistas del verano, con los estrenos casi consecutivos de la comedia “#Chef”, de Jon Favreau, y la película de acción “Lucy”, de Luc Besson. Y está pendiente la ciencia ficción erótica “Under the skin”, de Jonathan Glazier, donde protagoniza el primer desnudo integral de su carrera. Aún no ha ganado ningún oscar, pero todo llegará…

 

 

 

Dakota Fanning en “Yo soy Sam” (2001)…

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Otra cosa es lo de Dakota Fanning. Curiosamente, nació en 1994, precisamente el año en que Johansson debutaba en el cine. Con seis primaveras, ya era una asidua de las teleseries y a los 7 recibió su bautismo cinematográfico, compartiendo pantalla nada menos que con Sean Penn y Michelle Pfeiffer en “Yo soy Sam”. Después llegaron, uno tras otro, blockbusters como “La guerra de los mundos”, de Steven Spielberg; “La telaraña de Carlota”, de Gary Winick, o las diversas entregas de la deleznable saga “Crepúsculo”. Y, de repente, ya no era tan niña…

 

 

…y en “Ahora y siempre” (2013)

 

Decidida a dar el salto costara lo que costara, sin haber cumplido aún 18 años se metió en la piel de la rockera Cherie Currie en el biopic “The Runaways” y no se cortó un pelo a la hora de manejarse entre drogas y protagonizar una escena subidita de tono junto a Kristen Stewart. La cosa no acabó de funcionarle y su último experimento es la atroz “Ahora y siempre”, donde aspira a demostrar sus dotes dramáticas poniendo cara de enfado permanente, vomitando y sufriendo desgarradoras hemorragias. Una hecatombe.

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Si ya de niña no se entendía muy bien su éxito, porque tenía un algo muy raro que la emparentaba, siquiera lejanamente, con Chucky, visto lo visto de mayor, cuando ha perdido hasta el encanto inherente a la infancia y ni siquiera se puede decir que sea medio mona, lo mejor que puede hacer, siguiendo el ejemplarizante ejemplo de Temple, es empezar a pensar en la política… o en cualquier otra carrera alejada del celuloide. Los espectadores se lo agradeceremos.

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Fuente:   http://www.metropoli.com

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